Casa Muley Affid: el sultán, la corista, el elefante y los fantasmas

Corría 1911 cuando el Sultán de Marruecos encargó a Puig i Cadafalch la construcción de una torre en la Bonanova.

Casa Muley Affid.
Casa Muley Affid. Fuente: Wikimedia

Muley Affid, que así se llamaba en sultán, fue sultán de Marruecos de 1908 a 1912, tras derrocar a su hermano. Sin embargo, nunca consiguió controlar la zona interior del país. En 1911, el mismo año en el que encargó la construcción de la torre, se encontró asediado en Fez por las tropas saharauis.

Muley Affid
Muley Affid. Fuente: Wikipedia

No se le ocurrió mejor cosa que pedir ayuda a Francia. Francia ayudó pero aprovechó esa intervención para iniciar la creación de su protectorado. Además, Francia no se fiaba de Muley y prefería a su otro hermano Youssef, más francófono. Así, presionado por los galos Muley Afid abdicó a favor de Youssef y se desterró. Sin embargo, no lo haría gratis.

El 11 de Agosto de 1912 Muley inició su destierro acompañado de sus esposas, sus secretarios, sus sirvientes y la fortuna que había conseguido del gobierno de París, dispuesto a disfrutar de una vida de lujo viajando por toda Europa.

Paralelo principio de siglo
Paralelo principio de siglo. Fuente: Pintrest

En aquella época, en Barcelona se vivía la dolce vita. Las clases medias y altas empezaban a descubrir el ocio como lo conocemos ahora: el Paral·lel disfrutaba su época dorada, nacían los primeros parques de atracciones y los primeros cines, la Monumental albergaba sus primeras corridas, nacían bares como el London (que funciona desde 1910 en Nou de la Rambla)…

obreros
Niños, mujeres y hombres trabajando en una fábrica. Fuente: UAB

Es verdad que todo ello era a costa de los obreros que sufrían miseria en casa y condiciones casi esclavistas en el trabajo. Así, no es de extrañar fuera en Barcelona donde se fundara, en 1910, la CNT.

Pero todo esto quedaba muy lejos de Muley, que estaba más que dispuesto a disfrutar de los todos los placeres de la vida.

Maison Doree
Maison Doree,las Ramblas con Pl. Catalunya, 1910. Fuente: Barcelona d’avans

Muley siempre iba acompañado de una docena de siervos, que ocupaban varios automóviles (en una época en que apenas existían). Vestía de forma impecable, era alto, corpulento y muy moreno. Era vital, sociable y muy generoso y le encantaba la juerga y las mujeres.

Con este bagaje, Muley llega a Barcelona en 1913 y, en tanto no termina la construcción de su torre, se instala en el lujoso Hotel Oriente de Las Ramblas.

Hotel Oriente
Hotel Oriente. Fuente: tnetnoc

Una vez instalado, empieza a frecuentar el lujoso Cabaret Excelsior donde se reunía con otros exiliados como la bailarina-espía Mata Hari o el conde ruso Felix Yusúpov (asesino de Rasputín), y disfrutaban de los cocktail, el whisky y el champan francés, hasta entonces desconocidos en la naciente noche barcelonesa.

Además, a Muley también le gustaba asistir a conciertos de sardanas, a actos sociales y a los toros, siempre ofreciendo dádivas a manos llenad. Incluso se interesó por el tenis y donó el primer trofeo del Godó, en 1915.

Muley en un café
Muley en un café. Fuente: Yenari

En todas partes hacía gala de su generosidad hasta el punto que, en la época, se le comparaba con un rey mago.

Así se labró fama de aristócrata campechano, al que muchos llamaban el “Noi Affid”.

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Gran Salon Doré, Rambla Catalunya. Fuente: Barcelona Rutas

Un buen dia, Muley se fue al Teatro Dore. Allí actuaba la cupletista Carmen Flores, conocida por haber estrenado La Violetera que, luego, haría famosa Raquel Meller. Quedó prendado de ella, la colmó de regalos y la llevó a vivir con él en la Torre. La historia fue la comidilla de la sociedad durante un buen tiempo. Especialmente cuando la pobre Carmen tuvo que ingresar en el hospital debido al tamaño del miembro viril de Muley, o eso dicen las malas lenguas (lo que no dicen es que fue de sus esposas).

CARMEN FLORES
Carmen Flores. Fuente: Desde mi torre cobalto

En fin, con todo esto ajetreo es normal que Muley fuera adquiriendo fama de millonario excéntrico. Así que, para hacerse perdonar el tren de vida, decidió hacer un regalo a la ciudad de Barcelona.

En el zoo de Barcelona había un único elefante. Le llamaban el Avi y era muy querido por la ciudad. En 1915 falleció en extrañas circunstancias (parece ser que algún desalmado le dio a comer cerillas) y la ciudad quedó conmocionada.

Llegada de la elefanta Julia a Barcelona.
Llegada de la elefanta Julia a Barcelona. Fuente: Ayuntamiento de Barcelona

Muley decidió regalar un nuevo elefante a la ciudad. De hecho, fue una elefanta y se llamó Júlia. Estaba todo el mundo tan feliz que una multitud que celebraba Els Tres Tombs se congregó a las puertas del Hotel Oriental para agradecérselo.

Muley estaba encantado y apareció en el balcón, acompañado del Alcalde y del Capitán General, y empezó a lanzar monedas y caramelos a los críos que le vitoreaban.

Muley Affid en Els Tres Tombs
Muley saluda al sequito de Els Tres Tombs. Fuente: Ayuntamiento de Barcelona

A pesar de tanta felicidad, en 1917 se vio forzado a marchar a vivir a Francia por la presión del gobierno galo. Moriria en 1937, mucho más tranquilo y discreto, en Enghien-les-Bains. Un año después moriría Júlia, la elefanta.

Durante esos 20 años la casa estuvo esperando a su dueño deshabitada, hasta que, durante la Guerra Civil, fue reconvertida en orfanato.

Barcelona bombardeada
Barcelona bombardeada durante la Guerra Civil. Fuente: Guerra Civil i Exili

Cuenta Xavier Terós que su madre y su tia, con su padre fallecido y su madre dada también por muerta, acabaron en este orfanato.

Las señoras explican que por las noches, su tia se levantaba sonambula y mantenia largas conversaciones con un árabe que vivía en un armario y que esas conversaciones eran en árabe!

En todo caso, parece que el fantasma era muy buena pesona porque, antes de la entrada de los franquistas, las niñas le rogaron que les devolviera a su madre. Y volvió, esquelética y convaleciente de titifus pero viva.Tan demacrada estaba, que las niñas no reconocieron a su madre hasta que se hecho a reir.

Al terminar la guerra, la Casa volvio a quedar cerrada. Fue una mala época de olvido, deterioro y okupas.

En el barrio se cuchicheaba sobre els espiritu de la víctima de un crimen supuestamente cometido allí. Se hablaba de estrañas luces, de sonidos inexplicables, de sombras siniestras…

Para mí que a la casa no le gusta que la abandonen. Y para eso está el espiriru de Muley, para reclamar la atención y los cuidados que merece.

Pero ahí estaba Alatriste para rescatarla.

Capitan Alatriste
Capitan Alatriste

Y es que fue el Consul de Mexico, Sealtiel Alatriste, quien en 2002 impulso su restauración para albergar el Consulado de su pais.

Alatriste Saramago y Pérez Reverte
Alatriste Saramago y Pérez Reverte. Fuente: Editorial Alfaguara

Sealtiel es amigo de Pérez Reverte, quien le tomo prestado el apellido para su más famoso capitán.

Pues eso, una casa como esta necesitaba un héroe como Alatriste para recuperarse.

Casa Muley Affid - Consulado de México.
Casa Muley Affid – Consulado de México. Fuente: Wikimedia

Una curiosidad, cuando se realizó la restauracion, se encontraron en el tercer piso unas pinturas al fresco con motivos deportivos, incluyendo un jugador del Barça. Para su restauración, fueron arrancadas y colocadas sobre paneles en el mismo lugar, como si de arte románico de Taüll se tratara.

Friso-patufet-barça
Detalle del friso con un jugador del Barça. Fuente: La Vanguardia

Hubo muchad expeculaciones sobre su autorís. Al final resultaron ser copia de dibujos de un cómic infantil, “El patufet”, publicados entre 1920 y 1925, que el pintor utilizó como cenefa decorativa.

Para acabar, permiteme una ultima historia.

En la pared del Consulado luce, estoico, un reloj de madera con sus manecillas paradas a las dos de la tarde.

Reloj Consulado México
Reloj Consulado México. Fuete: Milerenda

En 1939, este reloj estaba colgado en la pared del Consulado General de Mexico, entonces, en Rambla Catalunya.

Con la inminente entrada de Franco, el Consulado cerró. Ese dia, a las 2 en punto de la tarde, el reloj se paró.

El portero del edificio descolgó el reloj y lo guardó para devolvérselo a sus legitimos dueños.
Poco se podría pensar el hombre que tendría que guardarlo 40 años, hasta que se restableciera la democracia y, con ella, las relaciones diplomáticas.

En 1978, cuando se reabrió el Consulado, esta vez en Diagonal, el hijo del portero apareció para cumplir el mandato de su padre y devolver ese reloj. Al inaugurar la nueva sede, ya en la Casa Muley Affid, se realizó una ceremonia austera pero solemne para colgar ese reloj que, parado parado e imponente, recuerda el compromiso de México con los valores democráticos.

Sorprendente, verdad?

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Un comentario Agrega el tuyo

  1. Erick dice:

    Trabajo en esta casa y justo ayer tuve un encuentro con un fantasma (mujer).
    Que interesante reportaje.

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