A los pies del Tibidabo, protegido del bullicio de la ciudad, se encuentra el cementerio de Sant Gervasi. Antiguo cementerio del municipio de Sant Gervasi de Cassoles, esta pequeña, exclusiva y hermosa necrópolis tiene el aire de una avenida parisina pero en pequeñito.
Sant Gervasi de Cassoles
Sant Gervasi de Cassoles era un pequeño pueblo de cuatro casas mal contadas hasta el boom del siglo XIX. Con la urbanización de la falda de Collserola, Sant Gervasi de Cassoles se fue llenando de torres y palacetes de burgueses, primero como residencias de verano y, al mejorar las comunicaciones, como primeras residencias.
Así, el antiguo cementerio al lado de la iglesia quedó desfasado. En 1853 se inauguró éste como nuevo cementerio municipal de Sant Gervasi de Cassoles. El emplazamiento elegido es espléndido, a las afueras del pueblo, en la pendiente de Collserola, garantiza que, además de ser espectacular, tenga unas vistas de Barcelona impresionantes. La verdad es que, en dias claros, es un placer disfrutarlas rodeados de montañas y con el mar como horizonte.
El viaducto de Bellesguard
El Cementerio de Sant Gervasi es el causante del, también espectacular, viaducto de Bellesguard.
En 1900, Gaudí empezó a reformar la cercana Torre de Bellesguard, que había sido palacio del rey Martí l’Humà. Entre los pocos restos que quedaban estaban dos torres medievales. El camino al Cementerio pasaba justo en medio de las dos torres. Así que, para conservarlas, Gaudí tuvo que desviar el camino hacia el cercano torrente de Betlem.
Sin embargo, en periodo de lluvias, el agua bajaba con mucha fuerza por el torrente. Así que, para garantizar el paso, Gaudí diseño un fantástico viaducto con 10 columnas en forma de pata de elefante, muy similares a las del Park Güell. En su construcción, Gaudí utilizó piedras desiguales encontradas en el mismo lugar y tocho visto que parece haber sobrado de la obra. Aun así, el resultado es magnífico.
El viaducto estuvo muchos años deteriorado y escondido tras paredes de ladrillo que evitaban su derrumbe. No obstante, en 2006 se restauró y hoy lo podemos ver, justo enfrente de la Torre de Bellesguard.
Escalinata
El elemento más característico del Cementerio de Sant Gervasi es su gran escalinata central que lo divide en dos partes. La escalinata representa las 14 estaciones del Viacrucis con mosaico y va desde la entrada principal hasta la capilla.
Al lado y lado de la gran escalinata se despliegan tumbas y panteones monumentales.
Es cierto que la arquitectura funeraria tiende a reflejar la vida de las personas enterradas. Así que, como en este cementerio están enterrados, fundamentalmente, burgueses y aristócratas, os podéis imaginar cómo son sus mausoleos: la viva imagen en pequeño de sus villas y palacetes.
De esta forma, perderse por el cementerio de Sant Gervasi es como visitar una ciudad a escala donde las familias enterradas compiten en opulencia.
Personajes ilustres
No puedo abandonar el Cementerio sin dedicarme al juego de identificar a sus inquilinos ilustres.
Sin duda alguna, tenemos que empezar el recorrido por el poeta Joan Maragall, enterrado a la sombra de un almendro, en honor a su poema homónimo.
Pero no siempre ha sido así.
En 1923, el también escritor Carles Soldevilla publicó un artículo dedicado a Maragall en el que afirmaba que echaba de menos un almendro en su tumba. Ni cortos ni perezosos, unos cuantos devotos de Maragall del grupo La Veu y de la Peña Solé de Sant Martí de Provençals accedieron a hurtadillas al cementerio y plantaron un almendro en su tumba.
Desde entonces, cada segundo domingo del mes de febrero se celebra la fiesta del Almendro Florido. Se trata de una peregrinación laica a la que acuden cientos de personas para leer poemas de Maragall y cantar diferentes piezas musicales. Entre ellas, cómo no, la poesía “L’atmetller” del propio Maragall, musicada por Josep Ollé Sabaté.
Otro inquilino ilustre del cementerio de Sant Gervasi es Lluís Domènech i Montaner. El arquitecto se encuentra enterrado en un sencillo nicho a la derecha de la entrada.
La familia Domènech i Montaner tiene un panteón espectacular en el cementerio de Canet de Mar, en el que están enterrados la mujer y los hijos del arquitecto. No obstante, y a pesar de que parece que Domènech i Montaner había expresado su deseo de ser enterrado en Canet, la familia decidió darle sepultura en este sencillo nicho.
Uno de los panteones más espectaculares, y justo al lado del de Joan Maragall, es el de Josep Bertran i Musitu, fundador de la Lliga Regionalista (una especie de Convergencia i Unió de principios de siglo XX que tuvo como líderes a Prat de la Riba y Francesc Cambó). La familia Bertran encargó su realización al mismísimo Frederic Marés. Éste esculpió unas magníficas figuras trágicas que se prolongan en dos bancos que abrazan la sepultura.
También resulta espectacular el panteón de la Familia Ramos, que se encuentra en una esquina del Cementerio y es el más visible desde la Ronda de dalt. El patriarca de la familia, Ricard Ramos, era una de los navieros más importantes de la Barcelona del siglo XIX y su poderío se refleja en la opulencia de este panteón. Fue realizado por el arquitecto Jaume Torres Grau, quien también proyecto, para el mismo naviero, la Casa Ramos de la Plaza Lesseps.
También está enterrado aquí el último alcalde del pueblo de Gracia, antes de su anexión a Barcelona, Francesc Derch. Frances Derch lideró la Revolta de les Quintes de 1870, que se recuerda cada mes de abril en la plaza de la Vila de Gracia con una trabucada.
Otros inquilinos ilustres del Cementerio de Sant Gervasi son el fundador del Real Club Deportivo Español, Ángel Rodríguez Ruiz; el músico Xavier Montsalvatge; el pintor Josep Guinovart; la actriz Conchita Bardem, prima-abuela de Javier Bardem; o la feminista Margarita Rivière.
Sin embargo, de todo ello me quedo con la historia del nicho 705.
En él aparece un simple epitafio: Tu y yo. Nada más. Ni nombre, ni fecha, ni recordatorio… Nada, sólo una rosa en el suelo, justo a sus pies.
Cuentan que la rosa es el recuerdo de una mujer que, regularmente, visita a su esposo fallecido. Un no te olvido de una esposa que perdió a su joven y amado marido. Un homenaje que los responsables del cementerio respetan y, aunque el Cementerio está impoluto, dejan que la rosa repose, solitaria, en el suelo.
Os tengo que decir que yo misma he visto la rosa, todavía fresca, a los pies del nicho.
Una hermosa historia, para un hermoso lugar.
Información
Dirección: Camí del Cementiri de St. Gervasi, 4-8
Metro: 196
Visitas: De lunes a viernes de 8:45 a 17:30 horas
Sábados, domingos y festivos: de 8.45 a 15.00 horas.
Mis fuentes: Storify
Seguro que quieres ver mis fotos: Google+
What Amazing did no know this place. Thanks for sharing this with us
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Thanks a lot. I am happy to see you here again!
Hecho con mucho gusto, su música también, me ha gustado mucho, ánimo!
Me encanta que te guste. Gracias por tu apoyo, Carmen.
no lo conozco y tengo que ir !!! Gracias
Lleva la cámara, disfrutarás! Gracias por leerme!
Disfruté el artículo. Sabes si los ciudadanos de Vila de Gracia, además del último alcalde, también eran enterrados aquí?