
La Villa Hispanoárabe se encuentra muy cerca de la Avd. Tibidabo, justo enfrente el cole le mi niño. La casa es una fascinante construcción de finales del XIX, de estilo neomudéjar que, si por fuera ya es preciosa, por dentro es realmente espectacular.
Ya os anticipo que es una casa particular y que, salvo que conozcáis a la dueña, no vais a poder visitar. No obstante, hoy os la presento por dos motivos: en primer lugar, porque estoy enamorada de esta casa y, last but not least, porque hace pocos días leí un artículo sobre ella en el Periódico y, a raíz de allí, he encontrado un trabajo de Clara Beltrán Catalán dedicado a la casa y un álbum de Consol Bancell con fotos de su interio. Echad un vistazo a las fotos, son impresionantes.
Historia y leyenda de la Villa Hispanoárabe
Cuenta la leyenda que la Villa Hispanoárabe fue construida por un sultán que vivió en ella durante su estada en Barcelona o, al menos, la gente mayor del barrio así lo cuenta.
La verdad es que, viéndola, podría ser perfectamente así. Sin embargo, la realidad es bien distinta.
Si os acordáis, el Dr. Andreu urbanizó Avd. Tibidabo entre 1899 y 1901. Pues bien, muchos años antes, la hija de un naviero, Josefa Cayol, heredó el Frare Blanc y empezó a urbanizarlo tomando como eje la calle Leon XIII.
Una de las primeras casa en construirse fue la Villa Hispanoárabe.
En 1893, Teresa Miguez Borrego y Jose Yebra Alonso empezó la construcción de su villa de verano en el número 25 de la que, entonces se llamaba, calle Frare Blanc. Dos años después, 1895, la calle pasaría a llamarse Leon XIII y unos años más tarde se cambiarían la numeración de la calle hasta llegar a la actual dirección: c/Leon XIII, 15 esquina con Mas Yebra.
Por si os lo preguntáis, la calle Mas Yebra (donde da el lateral de la Villa) no debe su nombre a este matrimonio, sino al abogado Juan Adolfo Mas Yebra socio del Dr. Andreu en la sociedad El Tibidabo SA, de la que ya os hablé.
El matrimonio Miguez-Yebra decidió utilizar el estilo neomudéjar, muy chic en la época. De ahí el nombre de Villa Hispanoárabe.
La elección de este estilo no fue casual, sino que con él se podía exhibir todo el poderío de la burguesía por lo que el matrimonio no reparó en gastos.

Fuente: «Celestino Dupont (1859-1940) y el comercio de
antigüedades en Cataluña: de la esfera privada al
ámbito internacional» de Clara Beltrán Catalán
El mundo árabe de la burguesía
Este interés por oriente no era una excentricidad del matrimonio. Por el contrario, esta popularidad de lo que Mossén Cinto Verdaguer denominó “lo mon de color i fantasia”, se expandió por toda Europa durante el siglo XIX a raíz de los relatos de viajeros y artistas y, sobre todo, de la expansión colonial.
En Catalunya, el amor por lo oriental se inició a raíz de las victoriosas campañas del general Prim en Marruecos en 1859-60. A nivel artístico, la máxima expresión fueron las pinturas de Marià Fortuny que actuaron de catalizador por el gusto por el neomudéjar.
La burguesía descubrió en este lenguaje un vehículo ideal para exhibir su opulencia. Así, a partir de los años 60 del siglo XIX comenzaron a proliferar torres de este estilo. Aún hoy podemos encontrar notables ejemplos como la Torre Marsans en la Avd. Mare de Déu del Coll, el edifico Alhambra en la calle Berlinés, las plazas de toros de la Arenes y Monumental o, cómo no, la magnífica Villa Hispanoárabe que hoy nos ocupa.

Celestino Dupont, un anticuario de lujo
El matrimonio Miguez-Yebra disfrutó poco de la casa ya que en 1898 falleció Teresa Míguez y su marido al año siguiente. Su hijo no debía tener el mismo gusto porque cuando heredó la casa la puso a la venta.
En 1908, un célebre anticuario, Celestino Dupont, adquirió la Villa Hispanoárabe para utilizarla de vivienda. La Villa era perfecta como escaparate de lujo para sus antigüedades. Por ello, poco después de adquirirla, construyó en el jardín un edificio independiente donde mostrar sus obras de arte y llevar a cabo sus tratos comerciales.
Para que os hagáis un idea del nivel, sólo os diré que por Villa Hispanoárabe pasó, entre otras fantásticas obras, uno de los frontales románicos más importantes del MNAC: el de la Seu d’Urgell.
Celestino Dupont vivió en la Villa Hispanoárabe hasta principio de los años ’20 cuando se mudó a Sevilla.
En 1934, Dupon segregó el terreno en dos partes, separando la nueva construcción de la Villa, tal y como sigue hoy en dia.
La Villa fue vendida al pintor andaluz Ramón López Morelló, quien, durante la guerra, montó allí un “Hospital de sangre con ocho camas”.
En 1940, un ingeniero alemán, Hans Breuer Theissen, y su esposa sueca, Signe Larsson Linberg compraron la casa, huyendo de la Guerra. El matrimonio vivió felizmente hasta su fallecimiento, dejándola en herencia a la responsable del servicio, Isabel Aparicio. En el año 2000, la Sra. Aparicio falleció y su hermana vendió la casa a una constructora.

Fuente: el Periódico.
Barcelonadogs, collares para perros de lujo
Entre tanto, en 1997 llegaba a Barcelona la actual propietaria, también de nacionalidad sueca, Klea Levin. La Sra. Levin trabajaba localizando escenarios para rodajes y así conoció la Villa Hispanoárabe. Quedó tan impactada que, cuando tuvo la oportunidad, la adquirió y la restauró.
Para que os hagáis una idea de cómo fue la restauración, baste decir que las vidrieras del patio fueron restauradas por el Taller J.M. Bonet responsable, entre otras, de la confección de las vidrieras del ábside de la Sagrada Familia.
En la actualidad, Klea Levin ha instalado en su casa una empresa especializada en la venta de collares de lujo para perros, “Barcelonadogs”. Si os sorprende, podéis visitar su web para haceros una idea de cómo son sus trabajos. El showroom de la empresa lo ha instalado en la estancia que recrea el patio de la Alhambra y el taller en la torre.

Una última curiosidad. Sin duda, el elemento exterior más característico de la Villa Hispanoárabe es la cúpula de cerámica vidriada que corona la torre-mirador. Pues bien, esta cúpula está inspirada en la que, a mediados del siglo XIX, cubría el pabellón oriental del Patio de los Leones de la Alhambra. Sin embargo, ésta no era original sino una reinterpretación que se reprodujo en muchas construcciones neomudéjares. En 1935 se demolió la de la Alhambra y se restauró la cubierta original. No obstante, ha perdurado en sus reproducciones, incluida la Villa Hispanoárabe.

Información
Dirección: c/Leon XIII, 15 esquina con Mas Yebra
FGC: Línea 7, parada Avd. Tibidabo.
Gran esfuerzo y muy buenas entradas sobre Barcelona. Voy mucho a correr por cerca de la Avenida Tibidabo mientras hago algo de turismo y la verdad es que este blog me está aclarando muchas cosas sobre las casas que siempre me han llamado la atención, y de las cuales llevaba ya un tiempo investigando.
Colgaste esta entrada ya hace unos años, y te quedará lejos. Pero yo llego ahora ja,ja
La historia de esta Villa Hispanoárabe tiene algo de demencial. El estilo arquitectónico; el tratante de antigüedades; los dueños suecos (una posible familiar de un pintor famoso) que al morir la dejan en herencia a su criada; y ahora una propietaria modelo y diseñadora de complementos de lujo para perros…
Mete un travesti y te sale el argumento para una película de Almodóvar…
Te felicito de nuevo por este blogo.
Daniel V.