PARQUE DE LA TAMARITA
Durante mucho tiempo, para mí, la Tamarita era únicamente el parque donde iba a jugar mi hijo. Tal como entrábamos por la puerta, mi hijo salía disparado por el camino de la derecha directo a los columpios, sin dar oportunidad alguna de descubrir el resto del parque.
Tengo que confesar que yo estaba encantada con ese momento de descanso. Y es que la zona de juegos de la Tamarita es genial. Además de tener unos columpios muy chulos, está completamente aislada de los coches por unos altos muros que la protegen y dan mucha sombra en verano.
Así que, durante meses, el camino de la izquierda fue todo un misterio. Hasta que, un dia, decidimos hacer una expedición de descubrimiento a lo Tadeo Jones y fue genial. La Tamarita tiene un montón de pasadizos, escaleras, arcos de plantas, árboles que trepar, plazas, fuentes, esculturas…. Multitud de rincones perfectos para jugar pero también para admirar, fotografiar, relajarse o leer sin ser molestado.
Historia
A principios del siglo XX, Llorenç Mata, un industrial algodonero, compró parte de la finca el Frare Negre a la familia Craywinckel. Cuando murió, en 1911, su sobrino Alfred Mata Julia, encargo a encargó el palacete al arquitecto Melcior Vinyals. Además, construyó tres casas más para sus hijos, en la parte alta de la finca, que no forman parte del actual parque.
La Tamarita fue edificada en una época en que la burguesía catalana se había lanzado, apasionadamente, a urbanizar la parte norte de Barcelona mediante mansiones de lujo. Así, en esa misma época se inauguró la Avenida Tibidabo y se inició el proyecto del Parque Güell.
Quizás por ello, Alfred Mata encargó a Nicolau Maria Rubió i Tudurí el diseño de los jardines de la finca. En todo caso, la Tamarita se considera una de las primeras obras de este arquitecto y paisajista, ayudante de Jean-Claude Nicolas Forestier en el ajardinamiento de la montaña de Montjuïc.
Durante la Guerra Civil fue ocupada y utilizada como Checa. La Checas fueron las carceles secretas que durante la Guerra Civil utilizaron, primero anarquistas y más tarde comunistas y el SIM (Servicio de Investigación Militar) para detener, interrogar, torturar y juzgar de forma sumarísima a sus oponentes. La de la Tamarita fue dirigida por agentes rusos estalinistas y en sus sótanos se torturaron a muchos republicanos anti-estalinistas.
De hecho, en esa misma época, al consulado soviético se encontraba muy cerca de aquí, en la Torre del Dr. Andreu, Avd. Tibidabo 17-19. Hoy en dia la Torre pertenece a la Mutua Universal pero aún se conserva el refugio antiaéreo soviético y, en ocasiones especiales, puede visitarse. En él, hay una puerta tapiada que, es muy probable, que conectase directamente la Tamarita y el Consulado.
Debido a este terrible pasado, tras la Guerra Civil, la familia Mata abandonó la finca y ésta se fue deteriorando progresivamente. Finalmente, un acuerdo con el Ayuntamiento permitió recuperar el jardín para uso público y destinar el palacete a sede de la Fundación Blanquerna.
El jardín histórico abrió al público el 17 de junio de 1994 aunque con muchas carencias. Por ejemplo, en las esculturas de la plaza de los cuatro continentes faltaba la cabeza de Europa, la mano de África, la parte superior de la fuente…
En 2010 se realizó una profunda restauración. Entre otras cosas, se renovaron el pavimento, los muros, las esculturas y las fuentes, dando el aspecto que tiene en la actualidad.





Qué ver
El parque tiene multitud de rincones para descubrir, así que lo mejor es perderse en él. No obstante, puedo destacarte algunos.
Los leones y las ranitas
En la misma entrada del parque, encontramos un estanque semicircular protegido por dos leones de piedra. El estanque está enmarcado por una tupida enredadera que hace las veces de muro y oculta la casa del guarda que, en la actualidad, alberga los servicios del parque, la asociación de vecinos e, incluso, una sala de ensayo insonorizada.
Está realizado en la típica terracota catalana y coronado por tres surtidores de cerámica que vierten su agua sobre dos estanques escalonados y decorados con motivos vegetales.
En sus extremos, reposan los dos leones. Normalmente, los leones situados en la entrada deberían representan una protección simbólica. No obstante, los leones de la Tamarita están tan relajados y emiten tanta paz que más parecen gatitos caseros que fieras salvajes. En todo caso, no seré yo quien les niegue su poder de protección.
Dejando el estanque por el camino de la izquierda, llegaremos a una placita con una fuente decorada con ranitas. No sé si será la fascinación por estos animalitos, pero la verdad es que acostumbramos a pasar mucho rato en esta zona.






Los cuatro continentes
Más allá de las ranitas, frente a nosotros se abre, esplendido, el jardín de los cuatro continentes. Se trata de un jardín elíptico en cuyo centro destaca una fuente de mármol blanco que representa a dos niños jugando con cisnes, rememorando las fuentes clasicistas.
Al igual que algunas partes de las estatuas que la acompañan, la parte superior de la fuente, con el niño subido sobre un cisne, había desaparecido. No fue sino hasta la restauración de 2010 que se recuperaron estos elementos.
En las esquinas de este jardín encontramos cuatro esculturas que simbolizan cuatro continentes. Empezando por la derecha y siguiendo el sentido inverso de las agujas del reloj, encontramos África, América, Asia y Europa. ¿Y Oceanía?
Pues resulta que estas esculturas son copia de la «Alegoría de los continentes» realizada por el escultor chileno Virginio Arias, basándose en las alegorías de Cesare Ripa. Ripa fue un autor italiano del s. XVI que publicó «Iconología», uno de los tratados de alegorías más importantes. Pero, como en aquella época no se conocía Oceanía, Ripa sólo realizó la alegoría de cuatro continentes.
Además de en la Tamarita, existen copias de las esculturas de Virginio Arias en lugares tan dispares como Valdecilla en Cantabria, los jardines del Palacio (San José) en Argentina o Valparaíso y Angol en Chile, consideradas, estas últimas monumento nacional. No se sabe cuáles son las originales o si lo son todas y se realizaron en serie.

En todo caso, en la Tamarita sólo hay reproducciones de tres continentes, África, América y Asia (las tres mujeres), mientras que la representación clásica de Europa ha sido sustituida por un guerrero. No se sabe si llegó a existir copia de la Europa de Arias y se perdió o si, directamente, no se finalizó la reproducción de las esculturas chilenas pero, en todo caso, el cambio de registro es chocante.







El Torrent del Frare Blanc
La Tamarita está dividida en dos espacios bien diferenciados: la zona clásica de la casa y lo jardines y la zona del Torrent del Frare Blanc, más espontánea y libre.Entre estos dos espacios, justo detrás de la escultura de África, está el prado. En él hay un fantástico roble centenario de más de 20 metros de altura. Es espectacular, sobre todo la rama que se extiende sobre el prado.
No dejes de visitar esta zona del Torrente. Está llena de escalinatas, arcos y escondites varios donde perderse, relajarse al fresco en verano o, porque no, jugar.

Por último, si bajas por las escaleras llegarás a la zona de juego. Al lado de las mesas de ping-pong, puedes ver un arbolito protegido por una valla de madera y alambre. Se trata de la Wollemia Nobilis, un auténtico fósil viviente, de más de 200 millones de años, que se creía que se había extinguido hace 2 millones de años. El ejemplar de la Tamarita procede del parque australiano de Wollemi y forma parte de un proyecto a escala mundial para recuperar la especie.
Por si te interesan las plantas, te dejo este mapa extraído de eljardidesantgervasi.cat

Información
Dirección: Ps. Sant Gervasi, 47-49
FGC: Avd. Tibidabo
Visitas: aprovecha que es gratis pero mejor con sol
Mis fuentes: storify
Mis fotos: google
Fantásticas las fotos, la historia y los detalles.
Tengo que volver al parque. Muchas gracias
Muchas gracias a ti! Animan un montón los